Afortunadamente, no es demasiado tarde para prepararse para la próxima muerte del dinero. Queremos invertir en activos que serán inmunes a una crisis de liquidez global: oro, tierra, recursos naturales, agua, energía, petróleo.
También queremos invertir en el futuro de la humanidad, en el sexto paradigma tecnológico: IA, exploración espacial, computación cuántica. Sólo las naciones y los individuos que tomen medidas hoy sobrevivirán a la vorágine que se avecina.